En la elaboración del canon católico del antiguo testamento se incluyen otros textos adicionales que originalmente fueron escritos en griego y no en hebreo, por lo que se considera no son parte de la se Escrituras judías; sin embargo, permanecen siendo leídas y aceptadas por los judíos, como por ejemplo los libros de: Sabiduría, Sirach, Tovid y Judit.
Nuevo Testamento
Las personas que estuvieron cerca a el señor Jesús y que le conocían muy bien, fueron las encargadas de escribir las historias y relatos de lo que sucedió durante la vida del mesías así como sus principales enseñanzas.
Con el transcurrir del tiempo, estos documentos fueron recopilados por las comunidades religiosas quienes las empleaban en sus reuniones cúlticas, conocidas como «Misa».
El apóstol Pablo, escribió varias cartas y documentos que fueron ampliamente difundidos y aceptados como inspiradas por el Espíritu Santo,
lo que las convirtió también en «Palabra de Dios».
Este largo proceso de elaboración de la Biblia ha sido guiado por el Espíritu Santo.
Así lo recita el Catecismo, “la santa madre Iglesia, según la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y
canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia“.
Varios documentos y hallazgos arqueológicos han comprobado y confirmado varios de los relatos encontrados en la Biblia,
por ejemplo
los papiros de Wadi Dailyyat y Ketej-Jericó, la estela de Tel Dan, el monasterio de Katisma, la Sinagoga de Jericó y la tumba de Herodes, entre otros.