Bienaventurados Los Humildes/La bendición de la humildad
Bienaventurados Los Humildes/La bendición de la humildad . La humildad es la segunda cualidad de carácter que se menciona con mas frecuencia en el Nuevo Testamento. Solo le antecede el amor. En una ocasión conté cincuenta menciones del amor, ya fuera por precepto o por ejemplo en el Nuevo Testamento; y conté cuarenta ejemplos de humildad.
Considero que estas dos características son las piedras fundamentales del carácter cristiano. De una manera u otra, todas las demás cualidades se edifican sobre el amor y la humildad. Sin embargo, muy pocas veces escuchamos mensajes o leemos libros sobre estos dos temas. Creo que es porque son temas intimidantes.
Durante años me resistí a enseñar 1 de Corintios 13, el cual habla del amor, pero sentí aun mayor renuencia para decidirme a escribir sobre la humildad y mucho menos pararme algún día a decir: «soy una persona humilde».
Luego alguien me pidió que escribiera un breve artículo sobre las bienaventuranzas, lo que me hizo estudiarlas por primera vez a profundidad. Así que al hacerlo pensé: estas expresiones del carácter cristiano son una expresión de la humildad en acción. Finalmente concluí que en ellas se encuentra una descripción objetiva, fuera de mí mismo, a la que puedo señalar y decir: «así se demuestra la humildad. Esta es la humildad en acción en la vida diaria»
Todos admiramos la humildad cuando la vemos. Pero, ¿cómo la practicamos? ¿Cómo la humildad, la virtud fundamental de la vida cristiana normal, se convierte en una parte normal de nuestra vida cotidiana? Jerry Bridges ve en las Bienaventuranzas una serie de bendiciones de Jesús, un patrón de humildad en acción. Comenzando con la pobreza en espíritu – un reconocimiento de que en nosotros mismos somos incapaces de vivir vidas santas agradables a Dios – y procediendo a través de nuestro luto por el pecado personal, nuestra hambre y sed de rectitud, nuestra experiencia de persecuciones grandes y pequeñas, y más, descubrimos que la humildad es en sí misma una bendición, en todo momento. Dios está presente para nosotros, dando gracia a los humildes y elevándonos a la bendición. Bridges señala: Una actitud humilde nos permite vernos como realmente somos: pecadores que necesitan la gracia de Dios.
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