El arte de equivocarse
El arte de equivocarse
Todos necesitamos un amigo que pueda recordarnos que todo estará bien, incluso cuando las decepciones, los fracasos o las heridas profundas de la vida amenacen con derribarnos.
Con su pasión, humor y optimismo característicos, Stephen Miller te trae ese mensaje importante y oportuno en su libro «El arte de equivocarse»: cómo dejar que tus percances te refinen en lugar de definirte, pues Dios sabe todo lo que has hecho y todo lo que harás y te ama de todos modos, con errores y todo.
En el «El arte de equivocarse», Stephen hace un recorrido por su vida y nos muestra que no somos la suma de nuestros errores; somos lo que aprendemos de ellos. Este es exactamente el tipo de mensaje que nuestro mundo necesita hoy en día: un mensaje de que no importa lo mal que nos sintamos por el fracaso, simplemente estaremos bien.
El arte de equivocarse
Cada uno de sus relatos y enseñanzas te animarán a:
- Ver lo bueno que hay en tu vida, incluso cuando cometes un error.
- Buscar la risa en cada situación.
- Aceptar la verdad, ya sea un afectuoso abrazo o una fuerte patada.
- Creer en la persona para la que te crearon y en que nada debería cambiar eso.
- Descubrir el poder de la gracia, para los demás y para ti mismo.
Dice Stephen a sus lectores: «Es el corazón del padre en mí que quiere tan desesperadamente que sepas que eres visto. Tu perteneces. Eres amado. No importa lo que te ponga ansioso por el mañana o cuántas veces hayas fallado, incluso hoy, todo estará bien».
Stephen y su esposa Amanda tienen más de medio millón de suscriptores en su canal «The Miller Fam» en Youtube, un espacio en el que narran su viaje como una familia gigantesca y diversa de nueve, y en donde muestran la belleza y el quebrantamiento del matrimonio, la adopción y la paternidad con necesidades especiales.
https://www.youtube.com/@themillerfam
«Lo que me encanta de Stephen en su libro «El arte de equivocarse» es su transparencia sobre sus fracasos. ¡Cómo aprende de ellos y luego los comparte con nosotros para que podamos aprender también! Él no evita mostrarnos las partes vergonzosas que nos harán encogernos y gemir y mirar hacia adentro y decir: Oh, ese también soy yo. Es como ese padre que de alguna manera conoce la manera perfecta de transmitir el punto de vista para que todos lo entiendan, y no es sermoneador ni juzgador o más santo que tú. Es real y graciosísimo». — La familia LaBrant.
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