La conversión a la fe evangélica de José Grau Balcells (Barcelona, 1931) en la década de los cincuenta se produce en plena efervescencia y fervor del nacional-catolicismo. “Incluso en los años de mi ateísmo, y aun por reacción, Dios era un tema profundamente serio para mí”, contaba, “lo que despertó mi inquietud espiritual no fue tanto el más allá como el más acá.

No era la huida de la vida, sino el encuentro con la misma, lo que me llevó a interesarme por el evangelio”.

El escritor, teólogo y maestro protestante José Grau, una de las grandes autoridades en la doctrina evangélica, falleció el 15 de enero. Grau no creció en una familia religiosa.

Un tío suyo le suministraba textos de Voltaire y otras lecturas clandestinas ateas, así como revistas anarquistas de la época de la República.

Del ateísmo pasa al agnosticismo, llegando a una etapa de incertidumbre alimentada especialmente por los Pensamientos de Pascal.

Es entonces cuando tiene sus primeros contactos con la Iglesia católica romana, por medio de un párroco de barrio, sintiéndose defraudado por su sacerdocio impersonal y sacramental.