Rescate Alto Precio Del Pecado
Rescate Alto Precio Del Pecado . Si usted cree que entiende lo que es el pecado, reconsidérelo. Rescate: El alto precio del pecado, de Dean H. Harvey, enmarca este importante concepto cristiano en un libro sorprendente que cambiará su relación con Dios.
Cimentado firmemente sobre las Escrituras, Rescate muestra que nuestro enfoque egoísta en los grandes pecados cómo nos afectan aquí y ahora está fundamentalmente mal orientado. Harvey explica más bien que la consecuencia principal del pecado recae sobre Dios, bajo la forma de un corazón quebrantado.
El precio secundario del pecado es para el pecador en su vida actual y en la venidera . Luego están los que nos rodean, los cuales se ven todos de alguna manera afectados por nuestros pecados.
Y finalmente, el precio más alto del pecado es que se vació lo mejor del cielo para proporcionar un rescate en la cruz para acercar «tan gran salvación» a todos los pecadores que se arrepienten y abandonan el pecado.
En un lenguaje directo y comprensible, es una lectura obligatoria para todo aquel que procure entender mejor la Biblia y alcanzar un discernimiento notable para poner en práctica la vida cristiana.
«El autor amonesta al lector a vivir cada día para producir gozo, no aflicción, al corazón de Dios, que nos ama y se dio a Sí mismo como ofrenda por el pecado y culminación de los sacrificios del Antiguo Testamento».
George (Jed) Smock, Campus Ministries EEUU
«En mi humilde opinión, hay un alto precio que pagar si no se acierta a entender la poderosa verdad contenida en las páginas de este libro».
Michail E. Wolfe, Presidente de Common Clay Ministries, Inc., y Director de Ambassador Training International
Introducción Rescate Alto Precio Del Pecado
La divina Trinidad había vivido en amor y armonía por la eternidad antes de crear al hombre. Yo creo que la evidencia bíblica que justifica la creación del hombre indica que Dios deseaba multiplicar su amor y su carácter en los hombres y mujeres que él creó. Esto es evidente porque su propósito es que los que somos salvos nos conformemos a la imagen del Señor Jesucristo (Romanos 8:29). Puesto que este es su propósito ahora, después de proveer la salvación para todos nosotros, es lógico que también lo fuera cuando creó al hombre a su propia imagen.
También es evidente que la entrada del pecado en el mundo frustró el propósito divino de multiplicar su amor y su carácter en los hombres que había creado a su imagen. El pecado desvió hacia sí mismos la atención que Adán y Eva antes dedicaban a Dios. Desarrollaron un carácter opuesto al carácter divino, y su amor se volcó hacia sí mismos en vez de hacia Dios y los demás, como él desea (Mt 22:36-40).
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